La arquitectura gótica emplea materiales pobres como la piedra y el ladrillo, que se apoyan en soportes que derivan de los clásicos, como son: las columnas abalaustradas y las pilastras. Es un arte decorativo en el que aparecen innovaciones como las molduras triangulares o los gabletes, haciendo que en el interior desaparezcan la tribuna y el triforio. Respecto a los arcos, podemos observar que los hay de distintos tipos, pudiendo ser lancetado, carpanel, apuntado, ojival y enzarzado. En cambio, las bóvedas son centrales y de crucería, lo que les permite pasar el peso al exterior mediante la ayuda del arco botarel, que hace una bóveda más ligera.
La arquitectura gótica en Francia se desarrolla en los mismos periodos comentados anteriormente, pero evolucionando poco a poco en sus características. Las obras más significativas se ven representadas en la figura de Notre Dame en París (XII), Chatres (XIII), Reims y Amiens (XIV-XV). Todas estas arquitecturas se han visto elaboradas en mármol y piedra, presentando en su mayoría tres o cinco naves acompañadas de cabecera con girola y contrafuertes. Es solamente el caso de Amiens, donde la planta es de cruz latina, ya que las otras dos arquitecturas presentan planta basilical. Las puertas se caracterizan por ser monumentales y de crucero con arbotantes, que suelen presentar parteluz en algunas ocasiones. La fachada principal presenta nuevos elementos decorativos como la aguja calada, el chapitel, los ganchos, los triforios o la figura del Beau Dieu, que proviene de la influencia del Moscóforo griego. Finalmente, las bóvedas se presentan de crucero y acompañadas por agujas finas y caladas.
En el caso de la arquitectura gótica italiana la verticalidad no existe, y si lo hace, se trata de disimular con decoraciones horizontales. Los arcos son botareles y se encuentran acompañados de pináculos y arbotantes. En el siglo XIII comenzaron a construirse las primeras catedrales y palacios, como es el caso de la Catedral de Oviedo o la Catedral de Siena, elPalacio Ducal y el Palacio de la Signiora. Es una arquitectura que sustituye los gabletes por frontones, y emplea arcos de medio punto o apuntados.
La arquitectura gótica en España se desarrolla a lo largo de los distintos periodos, presentando una gran evolución y diferencia con las arquitecturas anteriores. En el siglo XII se comenzaron a construir las abadías cistercienses, pero fue en el siglo XIII cuando se inicia la construcción de catedrales como la de Oviedo o León. Finalmente, y como obras arquitectónicas más representativas del siglo XIV, se construyen las catedrales de Toledo y Burgos. Sin embargo, estas catedrales se construyeron en torno a sus respectivos focos, que se corresponden con: el Foco de Toledo y el Foco de Burgos. Primeramente, el Foco de Toledo es aquel en el que participaron arquitectos como Enrique Egas, Juan Guas y Harlequin de Bruselas, que de entre muchas otras obras arquitectónicas podemos destacar la elaboración de hospitales, el Palacio del Infantado y la Capilla del Condestable. En este foco encontramos la Catedral de Toledo, que se caracteriza por el empleo de cabecera con girola a la manera gótica y cruceros señalados, que se acompañan de las aristas y los arcos ojivales, desembocados en las torres y las capillas triangulares, o cuadradas. En esta obra arquitectónica cabe destacar la especial elaboración de la Torre del Reloj y la Puerta del Perdón. Por otra parte y con características similares se encuentra el Foco de Burgos, elaborado en piedra y ladrillo. La Catedral de Burgos presenta bóvedas estrelladas y remates en los cruceros. Se emplean los arbotantes junto a los arcos de ojiva, además del empleo de torres en la fachada principal.
La escultura gótica evoluciono de los siglos XII al XV, siendo siempre realista y naturalista, con cierta influencia clásica. Aunque es una escultura que comienza siendo tosca y rígida, enseguida se convierte a la búsqueda de la belleza formal, donde dominan las formas idealizadas y suaves. Más tarde, se emplea como un elemento decorativo donde las figuras deben ser alargadas y tener la cabeza pequeña, eso sí, siempre deben ir vestidas con ropajes ceñidos. Definitivamente, aunque se buscara la anatomía y la dulzura, las figuras terminan siendo agitadas y agresivas, normalmente representadas en el relieve. Sin embargo, la concepción escultórica en España cambia radicalmente. Es en este país donde se centran en los sepulcros como túmulos decorados y exentos, donde el personaje se encuentra yacente y esperando a la muerte de forma naturalista. También cambia la concepción de la figura humana, que en el caso de España presentan mayor realismo y expresión naturalista, dejándose llevar por la elaboración de relieves y esculturas de bulto redondo, donde los personajes principales son: la Virgen y Cristo. Por otra parte, encontramos la elaboración de portadas con influencia románica; esto quiere decir que se emplean las jambas como estatuas-columnas, en las que se representan las vidas de los apóstoles y los santos. Las arquitecturas están decoradas con figuras que siguen la dirección de los arcos. Finalmente, los retablos elaborados en los siglos XIV y XV, se encuentran realizados con piedra policromada y ladrillo. Estas obras se sitúan entre las calles y entrecalles, situando en el interior de ellas un receptáculo y un guardapolvos, lugar donde se deposita el sagrario. Como obras principales dentro de la escultura española cabe destacar: La Puerta del Reloj, el Coro de la Catedral de Barcelona elaborado por Sanglada, el Medallón de San Jorge realizado por Pere Johan, la participación de los Hermanos Colonia en la Iglesia de San Pedro de Valladolid, sin olvidar arquitectos como Gil Siloé y Federico Alemán.
La pintura franco-gótica se desarrolla en Italia y Francia durante los siglos XII y XIV, aportando innovaciones como las vidrieras. Esta pintura presenta figuras con perfiles puros y sencillos, que resaltan sobre el tono uniforme y realista. Dicha concepción se la debe a la Escuela de París, que desarrollada en estos siglos, dio cuna a artistas como Jean Peucelle: artista creador de miniaturas realistas en retablos, tablas o retratos. Con el paso del tiempo la influencia franco-gótica llegó a Italia, donde se creó la pintura italo-gótica, que se desarrolló en dos periodos distintos: Duoccento y Treccento. El primer movimiento en llegar fue el Duoccento, representado en Florencia por Duccio, y en Siena por Cimabue y Cavallini. Estos pintores influenciados por Bizancio en los contrastes, elaboraron una pintura de pliegues contorneados con líneas de oro. Fueron creadores de claroscuros y sombras, en las que se integraban figuras alargadas de gran expresión. Todo esto se vio acompañado de colores delicados y dorados, que dieron paso a la luz y los fondos azules del Treccento. Esta etapa presentó figuras de canon achaparrado con mayor volumen que en el anterior periodo, siendo figuras melancólicas con gran arte lineal. Podemos destacar la aportación de estos artistas en el dibujo de figuras de espaldas, para dar sensación de intriga y volumen. Además, las composiciones se encuentran formadas por paisajes y arquitecturas, donde encontramos figuras con gran ondulación corpórea. Dentro de estos periodos podemos destacar la elaboración de pinturas en la Madonna de Rucellai y en la Basílica de Asís. De la evolución del franco-gótico y el italo-gótico llegó la pintura internacional, representada por los hermanos Lumburgo y Foquet. Estos artistas creadores de "Las muy ricas horas del Duque de Barry" y "El libro de horas de Ettiene Echevelier" respectivamente, se vieron influenciados del estilo europeo, creando una arte sentimental, narrativo y colorista. Finalmente llegamos al siglo XV, periodo en el que se desarrolla la pintura flamenca, principalmente representada por: Van Der Weyden y "El descendimiento"; Van Der Goes y "El tríptico de Portinari"; Hemlin con "Retrato de Úrsula"; y Van Eyck con "El matrimonio Arnolfini". Son obras de gran simbología integrada en cuadros donde la composición busca el espacio. Destacan por su patetismo a pesar de que las figuras muestren calma y paz, con bellezas sensibles y suaves acompañadas de sonrisas amables. Las obras se transforman en alegres y elegantes gracias a su policromía y la luz creadora, que convierten obras de colores fuertes,
No hay comentarios:
Publicar un comentario