Las fuentes de energía pueden ser renovables o no renovables. Es evidente que las energías renovables son aquellas que no contaminan, que sustituyen a los combustibles fósiles y que tienen menor dependencia exterior, sin embargo, las energías no renovables son aquellas agotables y explotadas, con mayor dependencia del exterior, sobre todo en el caso de España, que no es capaz de autoabastecerse.
Dentro de las fuentes de energía renovables podemos encontrar la energía hidráulica, la biomasa, la energía solar, la energía geotérmica y la mareomotriz. Comenzamos con la energía hidráulica, que es aquella encargada de aprovechar la energía del agua para producir energía eléctrica; sin embargo, presenta ciertos impactos medioambientales que se traducen en la construcción de embalses. En cambio, la biomasa trata de obtener energía partir de el aprovechamiento de residuos orgánicos, agrícolas, ganaderos, forestales e industriales, para transformarlos en otros combustibles mediante combustión directa. Este proceso es muy diferente al que se desarrolla en el aprovechamiento de la energía solar, que trata de obtener energía térmica a partir del aprovechamiento directo de las radiaciones, u obtener energía eléctrica a través de sus cualidades fotovoltaicas. Por otro lado se encuentra el viento, al que aprovechamos mediante molinos y generadores situados en Cádiz, Tarragona y A Coruña, para producir energía eléctrica. Otra de las energías renovables aprovechables es la que se encuentra en el calor interno de la tierra, o energía geotérmica, que puede obtenerse en zonas como Murcia, Orense y Madrid, con la intención de producir calefacción y energía eléctrica. En el último lugar, por ser la menos aprovechada en España, se encuentra la energía mareomotriz encargada de obtener energía eléctrica a partir del movimiento del mar.
Las energías no renovables, como ya he dicho antes, están explotadas y para España es difícil obtenerlas, lo que garantiza una gran dependencia exterior. Para ellos se creó el Plan Económico de 1973, justo en plena crisis del petróleo, que desarrollaba las primeras políticas de pactos reales para el empleo de dicho recurso. Más tarde, en 1983 se crean OCICARBÓN, IDEA y PER, con la intención de aumentar la investigación y el desarrollo para usar menos estas energía y apoyarnos en las renovables, que cuidan el medio ambiente y permiten el desarrollo y diversificación de las energías no renovables. Dentro de este ámbito y como recurso imprescindible se encuentra el carbón, que se define como una reoca sedimentaria, fósil y combustible formada por la acumulación de restos vegetales. Este material lo empelamos mediante la carbonización para producir electricidad y combustible en centrales termoeléctricas y siderúrgicas. Es un material que puede encontrarse en Asturias, Ciudad Real, Andalucía y Castilla-León, como es el caso de la hulla y el lignito. Por otro lado se encuentra el petróleo, que es una mezcla de hidrocarburos en diversos estados que pueden encontrarse en la corteza terrestre y ser obtenidos mediante su perforación. Este material procedente de zonas como Tarragona y Burgos, en el caso de España, puede emplearse como uso industrial y doméstico. En tercer lugar se encuentra el hidrocarburo gaseoso obtenido de la corteza terrestre o gas natural, cuyos derivados como el etano y el metano, son capaces de aportar poder calorífico de forma poco contaminante. Podemos encontrarlos en el norte y el sur peninsular.
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