sábado, 2 de junio de 2012

Rousseau

"La libertad no es fruto que crezca en todos los climas, y por ello no está al alcance de todos los pueblos"


Rousseau es un filósofo que desarrolla su pensamiento durante el siglo XVIII, en pleno auge de la Ilustración francesa, que poco a poco quedaba influenciada de las ideas ilustradas inglesas y de sus filósofos, como Locke.  Este filósofo, de la línea de Montesqueau y Voltaire, desarrolla su pensamiento de la misma base que lo hizo Hume, del sentimiento. Del sentimiento surge la verdad que interesa al hombre, no de la razón. Y el sentimiento es para Rousseau el criterio infalible y universal. Para Rousseau la razón, es decir, la ciencia, las artes y la civilización, han sofocado el sentimiento del  estado natural. Las formas de la razón y la civilización deben adecuarse al sentimiento, que juzga como error y mal todo lo que lo obstaculiza y deforma. El saber no debe reprimir la naturaleza del hombre, sino dejar que se desarrolle siguiendo el propio instinto, el cual no tiende al dominio, sino a la felicidad interior y a la adoración de Dios. Por lo tanto, todo el sistema de leyes morales, políticas, económicas, educativas, científicas... establecido debe ser abandonado. Según él, la sociedad ha corrompido al ser humano. Para descubrir al hombre auténtico, no degradado por la civilización, Rousseau se va a servir de una hipótesis, el estado de naturaleza y va a proceder por eliminación de todo aquello que, a  su juicio, no es más que el resultado de la vida en sociedad.  El estado de naturaleza sería en el que se encontrarían los hombres antes -o al margen- de la creación de las sociedades organizadas. En este estado regirían las leyes o derechos naturales.  Pero R. se encarga de señalar que tal estado puede que no haya existido nunca históricamente. Es decir, es sólo una hipótesis que nos permite llegar al hombre natural por eliminación de todo lo que la sociedad pone en él. Éste sería el punto de partida para la construcción de una sociedad acorde con la auténtica naturaleza humana.  Sin embargo, en este estado de naturaleza, los hombres viven aislados, pues son fuertes, sanos y autosuficientes al no estar corrompidos por la sociedad. Además, la única comunidad natural es la familia y esta queda disuelta en cuanto los hijos dejan de necesitar a sus padres; Reina la igualdad, dado que las diferencias físicas entre unos hombres y otros no son suficientemente grandes como para establecer desigualdades. La desigualdad política o moral, frente a la física, implica desigualdad de riqueza, rango, etc. Y es creada por la sociedad y sus convenciones; y los hombres se mueven por dos impulsos básicos: el  deseo de autoconservación, que le lleva a satisfacer  compasión  sus necesidades básicas,  y la de sus semejantes que surge de su capacidad de identificarse con los demás.  Pero hay dos rasgos que diferencian al hombre de cualquier otro animal: la  libertad y la  capacidad de autoperfeccionarse. Y precisamente estos  rasgos son los que van a dar lugar a la aparición de la sociedad y de sus lacras.  Frente al instinto animal, la libertad natural humana permite elegir y actuar al margen de cualquier regla natural.  Frente a la vida animal, invariable durante toda la vida de la especie, la capacidad de autoperfeccionarse que tiene el hombre le permite transformar su vida, tanto a nivel individual como colectivo.  Según Rousseau, los seres humanos salen del estado de naturaleza para solucionar mejor sus problemas de subsistencia. Y de la costumbre de vivir unidos habrían surgido lazos afectivos y pasiones antes desconocidos, como los celos, la rivalidad, el orgullo…  Rousseau considera que los seres humanos habrían comenzado a vivir unidos para dar respuesta a sus necesidades naturales de manera más eficaz. Pero la vida en común habría dado lugar a la aparición de pasiones y rivalidades antes desconocidas. Luego, la simple posesión, propia del estado de naturaleza, habría dejado paso a la propiedad privada, origen de desigualdad  y de  conflictos. Las leyes y los gobiernos habrían sido instituidos para evitar la violencia. Pero los Estados sólo habrían consolidado la desigualdad y la injusticia que les habrían dado origen.  Rousseau considera que los seres humanos habrían comenzado a vivir unidos para dar respuesta a sus necesidades naturales de manera más eficaz. Pero la vida en común habría dado lugar a la aparición de pasiones y rivalidades antes desconocidas. Luego, la simple posesión, propia del estado de naturaleza, habría dejado paso a la propiedad privada, origen de desigualdad  y de  conflictos. Las leyes y los gobiernos habrían sido instituidos para evitar la violencia. Pero los Estados sólo habrían consolidado la desigualdad y la injusticia que les habrían dado origen.  El contrato social produce un “cuerpo moral y colectivo”,  “persona pública”, “república” o “cuerpo político”. Para Rousseau la  soberanía es inalienable e indivisible. Es inalienable porque si el pueblo dejase la capacidad de decidir en manos de representantes, perdería su libertad, por lo que el pacto que dio origen al cuerpo político se habría roto. Roto el pacto, los individuos estarían legitimados para defender sus intereses como mejor les pareciese y la comunidad se habría disuelto.  Con el contrato social y la voluntad general que lo expresa la libertad física del hombre se convierte en voluntad moral.  La postura de Rousseau en lo que concierne a la religión es la del deísmo y la religión natural. Afirma que, con el paso del tiempo, las religiones van degenerando en formalismos y complicaciones en los que un falso saber desfigura el mensaje originario. 

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