"Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez"
Descartes
es un filósofo perteneciente a la Edad Moderna, que desarrolló su pensamiento
en torno al racionalismo occidental del siglo XVIII. Este movimiento filosófico
exaltaba la razón humana como capacidad cognoscitiva, y entendía que el
conocimiento surgía de la razón, donde se crean las ideas innatas sin necesidad
del conocimiento sensible. Los racionalistas pretenden crear una ciencia
universal admirando las matemáticas como arquetipo de la sabiduría. Como buen
racionalista, Descartes inicia su pensamiento con la elaboración de un Método unitario que le
permita distinguir lo verdadero de lo falso. Entonces, se fija en las matemáticas
porque ellas siempre son verdad; la lógica, el álgebra y la geometría son
fuentes certeras y seguras, y son las virtudes de las matemáticas. La Duda debe ser universal,
metódica y teorética, es decir, debe dudar de todo, alcanzar la verdad y
extenderse a la reflexión filosófica. Los sentidos nos engañan y funcionan como
fuentes inseguras de conocimiento, que media entre la realidad y los
pensamientos; sin embargo, la razón también puede errar: es difícil diferenciar
la realidad de los sueños y además, tengo un genio maligno que me hace dudar
hasta de lo que tengo certeza. De esta serie de ideas nace la Mathesis Universales,
método que a partir de la deducción universal-particular es capaz de llegar de
una verdad cierta a las demás verdades, es una ciencia especial que ofrece
ciertas ventajas. Cuando nos hablan de un método, entendemos que es un conjunto
de reglas ciertas y
fáciles que hacen imposible tomar lo verdadero de lo falso, y nos ayudan a
avanzar hacia el conocimiento verdadero a partir de la ciencia. La verdadera certeza proviene de razonamientos
intuitivos y concretos que no dan lugar a error. Las fuentes de conocimiento
certeras son la deducción y la inducción; la deducción como descubridora de las
conexiones entre ideas simples, y la inducción como algo natural que permite a
la razón captar las ideas simples sin errar. Las reglas cartesianas del Método son cuatro, todas
ellas necesarias para alcanzar la verdad: la evidencia consiste en admitir lo
que se encuentra en nuestra cabeza con tal certeza que no haya lugar a duda, el
análisis pasa de ideas simples a ideas complejas, la síntesis revierte lo
realizado por la síntesis, y la enumeración revisa todo el proceso para evitar
errores. Todo método se reduce a la evidencia, por lo que hay que encontrar una
evidencia de la verdad que nos lleve directamente a la verdad absoluta. Descartes
continua este planteamiento con el Cogito, que permite conocer la existencia de cada uno. Con la
duda metódica ha dejado en suspense todas las certezas excepto las normas
morales. El pensamiento determina la existencia: cogito ergo sum; pienso, luego
existo. Puedo dudar de todo menos de que estoy dudando, no puedo dudar de mi
pensamiento porque determina mi existencia. En definitiva, el único ser que
aparece y se da con total seguridad es el pensamiento. Gracias al análisis y la clasificación de
las ideas, Descartes ha encontrado una idea clara que puede diferenciar
con precisión mediante un proceso deductivo que consiste en la clasificación de
ideas: las ideas adventicias provienen de la experiencia externa, las ideas
facticias provienen de la imaginación y la voluntad, y las ideas innatas al
provenir de la razón se tienen por naturaleza. Finalmente con el estudio de la
realidad trata diversos temas: el origen de la sustancia y las tres res. Se opone a Aristóteles
cuando dice que una sustancia no necesita de otra para que exista, por lo
tanto, Dios es la única sustancia. La res cogitans trata el tema de la existencia: sé
que existo pero en la medida que pienso, dudo de que exista mi cuerpo porque es
perceptible por los sentidos, sé que el pensamiento y el cuerpo funcionan de
forma independiente, pero este último se encuentra unido con el alma. La res infinita trata la
idea de perfección: si tengo la idea de perfección es porque existe un ser
perfecto, tengo la idea de perfección porque sé que es imperfecto dudar, y si
la idea de perfección no viene de mí, tiene que venir de un ser perfecto; el
ser perfecto existe porque es perfecto y tiene base en una idea innata que
prueba la existencia de Dios. La res extensa demuestra la existencia del mundo material siguiendo
el planteamiento cartesiano, del que no hay que dudar. Hay que dudar del mundo
sensible porque es oscuro, confuso y engañoso. Respecto a la idea de extensión,
Descartes se da cuenta de que esta idea está relacionada con Dios, y mediante
su método deductivo se da cuenta de que
al tener la idea de extensión en nosotros, lo extenso existe, por lo que Dios
existe y no me puede engañar.
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