Arquitectura renacentista en Italia
La arquitectura renacentista en Italia tiene una serie de
características en común, como son: las plantas basilicales, de cruz griega y
cruz latina; los soportes de órdenes clásicos, como las columnas y las
pilastras; el empleo e materiales pobres como la madera y el ladrillo, la cúpula sobre pechinas; y las bóvedas
vaídas, de madera, casetones y de cañón.
En el Quatroccento (XV) destacan autores como Brunelleschi
(Catedral de Florencia), Michelozzo Michelozzi (fachada predominante de la
época), Hermanos Majano (obras para las grandes familias), Alberti (Palacio
Rucellai). Todos ellos tienen en común
el empleo de cúpulas rematadas con linterna sobre el tambo cilíndrico
poligonal, que se combina con sillares clásicos, almohadillados y rústicos.
Entonces, aparecen vanos adintelados o abovedados, que pueden ser de especie
dovelar. Los frontones son clásicos y partidos, las fachadas tienen influencia barroca, y los pisos se realizan en alzado con balaustre.y
Pintura renacentista en Italia
Durante el Cinqueccento (XV) aparecen artistas como Fran Angelico,
Filipo Lippi y Piero della Francesca. Estos artistas se caracterizan por el
empleo del espacio y la composición envueltos en perspectivas lineales, que
presentan gran influencia de la escultura. Se encargan de realizar retratos
variados y realistas, de colores suaves y dorados, tanto en las figuras
religiosas como en la representación de figuras, tiernas y dulces, que resaltan
las formas geométricas y la luz blanquecina y suave.
En la segunda mitad del siglo XV aparecieron autores como
Boticelli (Alegoría a la primavera), Perugino (Entrega de las llaves a San
Pedro), Pinturiccio, Mantegna (El Cristo muerto) y Bellini. Todos ellos
realizan figuras elegantes de cuerpos agitados, que contrastan con las figuras
femeninas bellas y cándidas. Se representan obras referidas a la mitología y la
religión, con gran efecto plástico y la influencia de la técnica “soto in su”.
En definitiva, son creadores de fábulas paganas dentro de un dibujo de gran
movimiento.
Durante el Quattroccento aparecen Leonardo (La Virgen de la
Cueva), Rafael (El Parnaso) y Miguel Ángel (Capilla Sixtina). Todos ellos se
especializan en la mayoría de las técnicas, por lo que se pueden permitir dar
gran realismo, movimiento, color, profundidad, perspectiva y expresionismo a
sus obras.
El manierismo será una corriente en la que destacarán
principalmente Tizziano (Venus dormida) y Tintoretto (Traslado del cuerpo de
San Marcos). Estos pintores aplican técnicas pastosas de pinceladas sueltas,
que provocan gran sentimiento dramático y expresionismo en las figuras. Se
caracterizan por la negrura de sus obras, que además presentan gran profundidad
y perspectiva.
Escultura renacentista en Italia
La escultura renacentista italiana se caracteriza por la
influencia clásica que presenta, es decir, son obras realistas e idealizadas
que buscan una escultura exenta y de relieve, sin olvidar el gran valor
estético. Los temas principales son el religioso, el mitológico y el pagano, de
los que nacen obras de mármol y bronce con gran belleza en las formas. Como
innovación aparecen: el busto-retrato, la escultura ecuestre y el desnudo.
El Quattroccento se desarrolla en Florencia con artistas como
Ghiberti (Puertas del Baptisterio de Florencia) y Donatello (El David y San
Jorge). Ambos se caracterizan por la idealización y el realismo en figuras
desnudas o vestidas, que se elaboran en mármol y el bronce empleando la técnica
del “schiaciato” con gran perspectiva. En el caso de Ghiberti, comienza su gran obra cuando se le encargan las segundas puertas del Baptisterio de Florencia, en las que elabora escenas del Antiguo Testamento, que más tarde cuando le encarguen las terceras puertas, se convertirán en escenas del Nuevo Testamento, con menor tamaña y dando importancia a la interacción de las figuras.
Durante el Cinqueccento, desarrollado en Roma, aparecen
artistas como Miguel Ángel (La Piedad), Benvenutto Cellini (Perseo) y Juan de
Bolonia (Mercurio). Todos ellos buscan la belleza perfecta, la monumentalidad y
la espiritualidad de las figuras, viéndose influenciados por el maierismo y el
carácter orfebre. Destaca la elaboración de fuentes como ornamentación de
jardines, sepulcros y, en general, obras idealizadas.
Arquitectura renacentista española
Las relaciones con Italia que había durante el Renacimiento,
como los artistas italianos que trabajaban en España o los artistas españoles
que se instruían en Italia, fueron las principales causas de que el arte
renacentista llegase a nuestras tierras, que todavía, presentaban gran arraigo
a la religión, y los artes gótico y mudéjar. El Renacimiento español se
desarrolla en los tres tercios que comprenden el siglo XV, y son: el
Plateresco, el periodo Purista y el Periodo Trentino.
Durante el Plateresco aparecieron artistas como Lorenzo
Vázquez de Segovia (Cogollado de Guadalajara), Machuca (Palacio de Carlos V),
Diego Siloé (Escalera Dorada) y Juan de Valdevira (Catedral de Jaén). Durante
este periodo las labores orfebres se realizaban sobre plateros con cierta
dualidad formal, y añadiendo ornamentaciones góticas, junto a medallones
grotescos y columnas abalaustradas. También puede apreciarse la influencia de
Bramante en las plantas circulares con superposición de órdenes clásicos. Por
otra parte se encuentran las bóvedas vaídas con arcos superpuestos, y la
decoración de talantes y cariátides, que hacen más visible la mezcla entre
artes. Durante este periodo los pedestales son esbeltos y presentan doble
entablamento a la manera Brunelleschi. Finalmente, se elaboran sillares
almohadillados junto a la finura de los motivos decorativos.
Sin embargo, durante el periodo Purista se intenta resaltar
las líneas puras de la arquitectura; y durante el Periodo Trentino, aparece
como innovación el capitel norteño. Durante esta etapa destacan Bautista de
Toledo y Juan de Herrera, que elaboran el Conjunto del Escorial de manera
sobria y poco ornamentada, en la que se comprenden tres partes distintas: el
Palacio Real, la Cripta y la Capilla.
Escultura renacentista española
La escultura renacentista española se caracteriza por el
empleo de la temática religiosa, en la que destaca lo expresivo directo y
sencillo. Las obras se realizan sobre mármol, bronce y madera, con la técnica
del “stofado”, empelando el alabastro solamente para los sepulcros.
En el primer tercio del siglo XVI destacan autores como
Fancelli (Sepulcro de los RRCC), Vigarny (Trasaltar mayor de la Catedral de
Burgos), Bartolomé Ordoñez (Sepulcro del Cardenal Cisneros), Vasco de Zarza (Sepulcro
de Don Alonso en Toledo) y Diego Siloé (Relieve de San Juan Bautista). En esta
etapa los sepulcros se realizaran al estilo Fancelli, de forma minuciosa. En lo
retablos destaca la actitud natural y
las formas suaves, con gran movimiento, espiritualidad y dulzura.
En la segunda mitad del siglo XVI aparece Alonso Berruguete
(Retablos de la Catedral de Toledo) y Juan de Juni (El Santo Entierro), que
destacan por el empleo de escorzos y la energía en brazos y piernas. Se rompe
con el frontalismo, creando figuras movidas que dialogan y se entrelazan entre
sí. Todas ellas forman formas angustiosas, inestables y retorcidas, que poco a
poco se alargan y estilizan.
En la tercera mitad del siglo XVI aparece Gaspar Becerra
(Retablo en la Catedral de Astorga) y Los Leoni (Sepulcros de Carlos I y Felipe
II). En esta etapa es indispensable el empleo de la monumentalidad y la
belleza, en figuras de anatomía perfecta que buscan la quietud y la calma. En
definitiva, son figuras musculadas y sin energía, que protagonizan retratos
heroicos a imitación de los que se hacían en la era romana.
Pintura renacentista flamenca
Rubens, autor de “Rapto de las hijas de Leucipo”, es un autor
manierista e italianizante que se ve influido por la ampulosidad de las obras
de Miguel Ángel. Sus pinceladas son amplias, con colores venecianos, que
provocan ambientes mitológicos formados por composiciones y figuras bellas a la
manera de Rafael. El tema principal es el histórico-alegórico, de ambiente
dinámico y con la aparición de las diosas del Olimpo, que se desarrollan entre
una luz brillante con gran expresividad.
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