domingo, 3 de junio de 2012

La industialización en España


La industrialización en España nunca fue un camino de rosas, ya que siempre nos han llegado algo tarde las innovaciones y los elementos capaces de impulsarla. La industrialización podría decirse que comenzó a mediados del siglo XX, pero fracasó totalmente al ser lenta e irregular. Esto sucedió porque la burguesía no emprendía en la capitalización de la industria, mientras que la poca capacidad adquisitiva de la población, conducía a la caída de la demanda y el fomento de la industria. Además, se encontraba el tema de la pérdida de las colonias en Europa, que nos dejaban sin manufacturas para engrosar hacienda e impulsar los mercados. Por otra parte, Europa compraba materiales el suelo y el subsuelo, pero lo hacía a precios muy baratos, al contrario que España, lo que provocaba la caída aún más rápida de la economía. Por otro lado y como el mayor de los errores, se apoyó un librecambismo que prácticamente no cobraba impuestos a los productos extranjeros. Finalmente, las Guerras Carlistas y la Guerra de Independencia, fomentaron el definitivo desgaste socio-económico.

En 1939 Franco había ganado la Guerra Civil española, lo que supuso la aplicación de una autarquía que impedía la entrada de productos que no fueran españoles, provocando la devastación de la economía. Todo esto se sumaba a una crisis que comenzaba en 1973 y se enlazaba con una crisis del petróleo en 1975; que terminarían en un intento de reconversión industrial inniciada años después de la muerte del dictador, en 1982. Sin embargo, antes de dicha reconversión pudimos observar como crecía la economía española, que se consolidaba con la llegada del Plan de Estabilización, en el que España comenzaba a abrirse a los mercados europeos. Este crecimiento económico se vio apoyado por la mejora en las industrias y los bienes, que poco a poco aumentaban gracias a las dividas de emigrantes, el turismo y las inversiones extranjeras.

Actualmente nos encontramos sumidos en una serie de nuevas circunstancias internacionales que hacen que los sectores maduros, como el de la siderurgia, se reconviertan y recuperen de la crisis. Además, los sectores dinámicos comienzan a presentar elevadas perspectivas para el futuro gracias al aumento de sus demandas. Por otra parte, se han observado mejoras en los sectores en punta que presentaban un grave retraso a causa de la dependencia exterior, mejorando su tecnología y fomentando la investigación. Finalmente, también ha ayudado el apoyo que el sector agroalimentario ha recibido de los minifundios y las multinacionales.                             

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