“Todo nuestro
conocimiento arranca del sentido, pasa por el entendimiento y termina en la
razón”
Para Kant, que es un
filósofo que desarrolla su pensamiento durante la Ilustración, alcanzar la
mayoría de edad consiste en romper cualquier dogmatismo, creencia irracional o
subordinación, que impida a la humanidad actuar en función de la razón. Sin
embargo, los empiristas entienden que el conocimiento se obtiene de la
experiencia, y los racionalistas piensan que se obtiene de la razón, sin
embargo Kant, opina que el conocimiento se inicia con la experiencia pero no
proviene de ella. En la crítica a la razón pura, Kant, se pregunta si es posible
la metafísica como ciencia, es decir, si cumple las condiciones necesarias para
que un juicio sea sintético a priori; además, analiza la capacidad cognoscitiva
de la razón. El conocimiento se obtiene a partir de juicios universales,
necesarios y extensivos. Un
juicio científico debe ser universal porque afecta a la totalidad de todos los
individuos, es necesario porque no puede no darse, y es extensivo porque amplía
el conocimiento. Según extensión pueden ser analíticos (el predicado está
implícito y no son extensivos) o sintéticos (el predicado está explicito y son extensivos); sin embargo, según su
validez son a priori (no son empíricos, son independientes del conocimiento
sensible, universales y necesarios) y a posteriori (empíricos, no universales e
innecesarios). Por lo tanto, para que un juicio sea científico debe ser
sintético a priori. A continuación critica las facultades del conocimiento del
hombre; primero, analiza la razón y se da cuenta de que tiene una naturaleza,
unas funciones y unos límites. Es necesario saber cómo funciona la razón, cómo
es posible el conocimiento científico y porqué son posibles los juicios sintéticos
a priori. La estética trascendental trata la sensibilidad y estudia los juicios
sintéticos a priori en las matemáticas, porque le conocimiento siempre se
desarrolla en el espacio y el tiempo: todo lo que percibimos lo ordenamos en
estas estructuras a priori de la experiencia, y los fenómenos que se dan en
nosotros son el objeto que se adapta a la forma de conocer del sujeto (giro
copernicano). En la analítica trascendental estudia el entendimiento y los
juicios sintéticos a priori en la física, entiende las impresiones sensibles
para convertirlas en conocimiento: los juicios están integrados en conceptos
que dan sentido a las impresiones y pueden ser empíricos si provienen de la
experiencia y categorías, si son estructuras a priori del entendimiento que a
su vez se dividen por la cantidad, la cualidad, la modalidad y la relación.
Finalmente, la dialéctica trascendental analiza la razón y observa que la
metafísica no puede darse como un juicio sintético a priori, por lo que la
metafísica no es ciencia. De este
postulado deriva la crítica al ilusionismo trascendental: las ideas de Dios,
alma y mundo son empíricas, es decir, que si creemos en ellas estamos cayendo
en el ilusionismo trascendental, pero aún así estas ideas no son ficción porque
no hay que olvidar que provienen de la razón. Aquí aparece el noúmeno, pero que
ahora no es un límite para el conocimiento, sino que hace referencia a lo
limitado del ser humano en la libertad. Continúa su pensamiento con la crítica
a la razón práctica: el hombre posee una razón teórica y una razón práctica que
se obtiene en el momento que la razón teórica funciona de guía; el conocimiento
y la ciencia no sirven de nada si no hacen más moral y humano nuestro
comportamiento. Según Kant aunque existe una variedad ética todas son
materiales, es decir, están marcadas por una idea de Bien y basadas en una
serie de normas y preceptos; estos, son empíricos o imperativos hipotéticos, y
heterónomos. Esto ocurre así porque los preceptos nos dicen que hacer o evitar
estando contenidos en la experiencia particular, lo que impide que la ética se
fundamente en un bien; y también se refiere a que la voluntad viene determinada
por principios que no vienen de la razón, por lo que al ser no esenciales, la
ley que viene impuesta desde fuera es la que se somete al sujeto. Lo perfecto
sería que el ser ilustrado no siguiese estos propuestos propios de un menor de
edad, y se emancipase, creando una ética autónoma y formal. Definitivamente,
Kant propone una ética que carezca de contenido y nos diga cómo debemos hacer
las cosas. Lo que Kant propone son imperativos categóricos que permitan el
cumplimiento sin excepciones de un principio de universalidad que permita
tratar a los demás como si fuesen fines en sí mismos, es decir, con una actitud
desinteresada que solamente se base en el amor al deber (el deber por el
deber), combinado con un respeto a la ley, porque solo cuando la voluntad se
somete al deber ejerce libertad. Finalmente, termina de demostrar que la razón
pura no es posible como ciencia y que la razón práctica en su uso práctico
exige libertad (una ley moral que
permita al hombre ser libre), el alma inmortal (el alma no puede llegar a la
perfección, por lo tanto, al estar llamados para alcanzarla, debemos ser
inmortales) y la existencia de Dios (la felicidad y las virtudes marcan el
progreso, el dios que existe es el de deber y ser). Esto son una serie de
postulados no demostrables que son necesarios para que la moral tenga sentido.
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