sábado, 2 de junio de 2012

La poesía de la Generación del 27


La Generación del 27 es un movimiento influenciado por la dictadura de Primo de Rivera en 1923, la Segunda República en 1934 y la Guerra Civil en 1936, acontecimientos que dan nacimiento a unos autores que no comparten el mismo estilo, pero sí los mismos gustos y afirmaciones estéticas. Además, todos ellos tienden al equilibrio y refrenan una emoción que se encuentra estructurada en el intelecto, también aportan equilibrio en la concepción clásica y romántica de la poesía, que ahora se preocupa por la autenticidad humana y la exigencia estética. Por otra parte, se encuentra la convivencia entre lo culto y lo popular, ya que los autores elegidos realizan una poesía renovadora de los movimientos vanguardistas a los que admiran, totalmente destinada a su pueblo.

Hasta 1927 se emplean los tonos becquerianos con ápices de modernismo, surrealismo y ultraísmo; que dan lugar a una poesía pura que sigue a Ramón Jiménez, y una huella clásica que admira a Góngora y se centra en la creación de estrofas. Sin embargo, a desde esta fecha hasta la Guerra Civil, la poesía vive un proceso de rehumanización que se centra en el surrealismo, encargado de alejar a los escritores de la poesía pura y encaminarlos hacia lo social, apasionado y humano; teniendo en cuenta las circunstancias que provocan exaltación social y política, acompañada por Alberti o Cernuda, entre otros militantes republicanos. Finalmente, al terminar la guerra, aparecen autores no exiliados como: Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego, y otros que se convierten en poetas solidarios que realizan una poesía pura, humanizada y angustiada, que llora por su patria perdida.

Los autores que destacan en esta etapa comparten características que les unen, como puede ser el tema principal de la patria perdida. Además, se centran en la pureza y en la creación de una poesía desarraigada que sigue alguna línea vanguardista, pero es más pura y tradicional con variedad de temas, tonos y estilos. Además, son autores pesimistas que admiran la lucha y hacen competir al deseo y la realidad, lo que les lleva a una evasión que se centra en la soledad y el tiempo. Por otra parte, como características de menor importancia se encuentra el empleo de versos cortos junto a  la preocupación existencial, que fusiona al hombre con lo creado. En definitiva, los autores más destacados son: Pedro Salinas con Confianza, Jorge Guillén con Clamor, Gerardo Diego con Imagen, Dámaso Alonso con Hijos de la ira, Vicente Aleixandre con Sombras en el paraíso, Lorca con Poeta en Nueva York, Alberti con Cal y canto, Cernuda con Las nubes, Emilio Prados con El jardín cerrado y Manuel Alto-Aguirre con Ejemplo.

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