domingo, 3 de junio de 2012

Movimientos migratorios


Los movimientos migratorios se definen como el desplazamiento de la población desde el lugar de residencia al extranjero, pero de forma permanente. En este caso podemos diferenciar entre emigrantes que salen de su país e inmigrantes que llegan a nuevos países, provocando el aumento o disminución de la población. Además, estos movimientos pueden ser interiores, como el éxodo rural, o exteriores como el movimiento  migratorio continental o intercontinental.

Las causas de los movimientos migratorios son naturales cuando se refieren a cambios climáticos o desastres naturales, pero pueden ser políticas y religiosas cuando se trata de guerras, económicas cuando se desarrolla por motivos de trabajo y sociocultural cuando trata temas de economía y educación. Sin embargo, de las causas siempre nacen las consecuencias, que pueden ser demográficas y económicas. Las primeras provocan el aumento de población en los países de destino, y la disminución en los países de origen, pero la segunda, provoca un aumento de mano de obra en los países de llegada y una pérdida en los países emisores. A pesar de estos movimientos, a veces el inmigrante no encuentra trabajo convirtiéndose en ilegal o en un “sin papeles”. Pero a veces las cosas salen bien y el inmigrante se adapta a un nuevo campo social que comprende la vivienda y la sanidad, experimenta unos grandes choques culturales y personales referenciados a los nuevos hábitos a los que se debe adaptar, y cambios ecológicos que provocan el abandono de tierras de cultivo y cabañas ganaderas.

La migración interior se desarrolló a finales de los años XIX cuando los campesinos realizaron un éxodo rural destinado a cubrir los puestos de trabajo en las nuevas industrias. Estos campesinos se movían desde Murcia, Galicia y Extremadura, con el fin de dirigirse a grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. Estos hechos provocaron el aumento de los saldos migratorios entre los años 60 y 70, que aumentaron la producción industrial y el trabajo. Finalmente, entre 1998 y 2008, la crisis produjo un balance negativo en Madrid, País Vasco y Cataluña.

La migración exterior se produce por la falta de recursos y el aumento de población, siendo sus partícipes habitantes de países como América Latina o Argelia. Además, el aumento de las migraciones de hombres conduce a una influencia sobre la natalidad. Además, en el siglo XX la economía y la política de la Guerra Civil provocaron que los destinos migratorios fuesen países como Francia o Méjico, donde se dirijían todos aquellos que perdieron la guerra y debían enfrentarse al exilio.

Los inmigrantes extranjeros proceden de África, América Latina y Sudamérica, siendo España el principal foco en los siglos XIX y XX. La nacionalidad de los inmigrantes se obtiene con años de residencia, en los que se les da un permiso con su nacionalidad de origen, mientras tanto se denominan “sin papeles”. Estos inmigrantes se dirigen a zonas como Cataluña, Madrid, Baleares, Valencia y Andalucía, donde desarrollan actividades en función de su mayor o menor preparación, siendo estas actividades pertenecientes al sector primario, secundario o terciario. Estos inmigrantes se dirigen a estas ciudades por diversos motivos entre los que encontramos el clima europeo y los temas de asilo político.

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